lunes, 22 de agosto de 2011

Editorial Agosto MMXI

Joaquín Guillén

Unidos por el descontento frente a las sucesivas políticas de ajuste impuestas por sus respectivos gobiernos, diferentes organizaciones de jóvenes, estudiantes y trabajadores han comenzado a manifestarse tomando las calles y expresando el sentir de una generación que sin dudas ha vuelto a poner a la política en el centro de la escena devolviéndole su ro transformador.
Han sido más que suficientes los ejemplos de levantamientos y protestas como para empezar a comprender finalmente que el sistema sostenido sobre el famoso “efecto derrame” es un total fracaso.
La lógica que insiste con este modelo predica que como resultado del crecimiento económico, léase, desmembramiento del Estado, deslocación del capital mediante desregulaciones de todo tipo y recortes del “gasto” público, los nuevo ingresos creados serán derramados para el conjunto de la población. De modo que, consiguiendo la meta intermedia del crecimiento económico, el objetivo final (el bienestar de la población) se conseguirá de manera espontanea y automática.
Sin embargo, lo que la realidad nos ofrece es muy diferente. Asistimos en todos lados donde impera este discurso a una crisis sin precedentes que amenaza, mediante la testarudez y la codicia de los tomadores de decisión, a alcanzar niveles de exclusión nunca antes vistos.
En este contexto, con una opinión pública cooptada por la manipulación mediática, los costos de la crisis los están pagando los sectores de la población que no son responsables, mientras se protege a los bancos y las grandes corporaciones mediante desvergonzadas intervenciones a través de millonarias inyecciones de capital. ¿Para que? Para facilitar el acceso al crédito en la idea de que eso reactivara el mercado interno y así permitir que la rueda de los negocios siga girando sobre su eje.
Mientras tanto, los sistemas político-institucionales van colapsando ante una cada vez mas creciente y amenazante crisis de representación en donde las izquierdas achican el gasto y las derechas no presentan nuevas y originales opciones para salir de la crisis.
Esto desemboca en la incapacidad del Estado para articular los intereses de las diferentes corporaciones dejando de ser un interlocutor válido y llevando a la política a su más degradada versión como practica de negociación exclusiva de líderes que nadie sigue, o aun peor, nadie elige.
Contra todo esto se levantan l@s chic@s en España, en Grecia, en Chile y en tantos lados más. Lo que proponen lo van a encontrar en este nuevo numero de Sembrar. Pude recopilar las sensaciones de 4 jóvenes que están viviendo en España y Chile y que son testigos y protagonistas de esta crisis en su epicentro.
Si bien mi idea original era tratar el problema del acceso a la educación en Chile en otro número, la impronta de los sucesos actuales y la suerte de contar con el testimonio de Alfonsina desde Concepción hicieron que entrara en esta edición de Sembrar.
Ojalá estos testimonios los nutran y les permitan entender otras realidades de forma mas fehaciente. No los entretengo mas, nos vemos la próxima.

1 comentario:

bastianmauricioibacacherojas dijo...

Un abrazo desde Chile, estamos en tiempos interesantes a nivel planetario. Huelo que todos estos movimientos sociales van en dirección a una conciencia colectiva.