miércoles, 9 de marzo de 2011

Capitalismo o bienestar.

Javier Montiel

Lamentablemente, para hablar de este tema no puedo desprenderme de mi imparcialidad, provocada por la carrera que sigo, pero tal vez pueda compartir lo que la gran mayoría de los estudiantes de estos rubros ve como una preocupación.
El término cuidado del medio ambiente en la educación universitaria en ciencias naturales, desgraciadamente es bastante nuevo. En la gran mayoría de las carreras incluidas en esta clasificación, las materias que atañen a la protección ambiental son contadas y tildadas como optativas. No hay una promoción del cuidado del medio ambiente desde las raíces de la formación profesional.
Al ver estos hechos, nos lleva a preguntarnos el por qué no hay inversiones para solucionar estos problemas que cada vez se hacen más urgentes.
Claramente, podría culparse al gobierno por las políticas ambientales que se manejan hoy en día, ya que las normas vigentes (IRAM o ISO entre otras) no suelen ser lo suficientemente rigurosas para asegurar la adecuada protección del entorno. Pero hay que ver más allá de estas reglas y de los intereses que las manejan. Muchas empresas dedican casi exclusivamente sus inversiones de investigación a la reducción del presupuesto en la manufactura y no en técnicas de eliminación seguras de sus desechos, tanto como de control de la toxicidad de los materiales utilizados, para adaptarse como mínimo a las reglas propuestas.
También podremos preguntarnos cuando el capital pasó a ser más importante que el propio sustrato y el bienestar de la humanidad.
La defensa del medio ambiente en nuestros días recae en manos de grupos independientes, los cuales no poseen grandes capitales para realizar sus investigaciones; en su mayoría, grupos de estudiantes universitarios cuyas inquietudes se traducen en proyectos para crear nuevas propuestas de protección no solo ambiental sino también social de los barrios industriales, que sufren las principales consecuencias de un sistema que sigue infringiendo las reglas y actuando en detrimento del caos ambiental.
Los grandes accionistas suelen realizar inversiones en ciertos sectores de las universidades, “vendiendo” estas últimas los conocimientos de sus investigadores y alumnos.
Resulta incomprensible como los propios estudiantes de las universidades suelen ver estas oportunidades como únicas, debido a que no hay propuestas provenientes de organismos gubernamentales con propósitos de visión a futuro y de concientización social.
Está en la propia gente el poder de decidir el futuro del medio ambiente y de exigir a los gobiernos de turno que se apliquen las legislaciones vigentes, así como también hacerlas más rigurosas, ya que es nuestro propio planeta el que está en riesgo y con urgencia.
Este es el momento de reacción, de demostrar que el capital no es más importante que el bienestar de las personas.
“Cada acción es una reacción. Solo tenemos un planeta. Una oportunidad… “
(Tim McIlrath-Rise Against)

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