miércoles, 22 de abril de 2009

Letras para emancipar

"La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"" Paulo Freire.-

Habitualmente, damos por hecho el saber comunicarse en sociedad, lo consideramos algo natural, como moverse, o respirar. Ahora bien, cuando esa naturalidad no lo es, cuando existen en el mundo millones de hombres y mujeres marginados de un derecho elemental como es la educación, que no son capaces de leer un diario, un cartel de peligro o la marca de lo que agarran en un almacén, desencadena en el abuso. El analfabetismo es una de las mayores violaciones a la libertad de las personas, y la base para la violación de cualquier otro derecho del hombre.

Hace algo más de dos años, decidimos cargar esta mochila y asumir la responsabilidad de combatir el analfabetismo; en un principio, en nuestro barrio: Barracas, entendiendo que la educación popular es el camino por el cual se llega a la plena expresión cultural de un pueblo. ¿Cómo? Con el método del “Yo, Sí Puedo”, creado en Cuba y utilizado para erradicar por completo el analfabetismo en la isla, en Venezuela y en Bolivia, entre otros países de América Latina. En Argentina, se utilizó en Tilcara, Jujuy, hasta acabar con esta problemática.

Una vez en nuestras manos los materiales necesarios, comenzamos censando casa por casa, contactandonos con la gente, escuchando sus necesidades puntuales; pero sobre todo, encontrando más casos de analfabetismo de los que creíamos. Así comenzamos a dictar las clases en nuestro espacio, descubriendo que no existe un educador y un educado, sino que los roles alternan constantemente.

A pesar de obtener buenos resultados, después de un año de trabajar de esta forma decidimos darle otro impulso al proyecto, llevándolo directamente al punto de mayor gravedad en nuestro barrio, la Villa 26. Esta vez, imprimiendo otra lógica de trabajo, que no sea la gente la que se acerque a nosotros, sino a la inversa, llevando las clases a las propias casas de los vecinos, quienes nos abrieron las puertas de sus casas y sus vidas.

De esto se trata: de hacerse cargo, de mirar a la cara los problemas que no miran quienes deberían hacerlo. Y así se trate de pequeños pasos, de logros ínfimos en la inmensidad 800 millones de analfabetos en el mundo.

Cada alumno que termina las clases es una alegría inmensa para todos, no se trata sólo de alguien más que sabe leer y escribir, cada alumno que termina es una persona un poco más libre, un poco más digna.

Ignacio G. Soto (Igsoto89@yahoo.com.ar)

1160413767

Espacio Cultural Ecosen Larena

Herrera 1737

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