jueves, 8 de enero de 2009

EDITORIAL Diciembre 2008

¿Como una región tan rica padece tanta pobreza? ¿Cómo en un reservorio de recursos energéticos naturales y alimentos tan vasto nuestra gente muere, literalmente, de hambre? ¿Es un problema cultural nuestro y de nuestras clases dominantes? ¿Un dictamen estructural del sistema de prácticas que nos relega a esta realidad? ¿Una continúa digitación del centro capitalista para subyugarnos y mantenernos en la emergencia perpetua? ¿Una consecuencia del aislamiento y la percepción geopolítica histórica de nuestros gobiernos? Creo que tod@s en algún momento de nuestras vidas nos hemos planteado estos, y otros interrogantes, observando, pensando y sintiendo nuestra Latinoamérica.

La realidad de nuestros primeros doscientos años de historia se caracterizó por Estados que ignoraron las tradiciones comunes, la unidad territorial y las identidades culturales, sumergiéndose en el sistema internacional solos, y sin el salvavidas integracionista que los mantenga a flote, para ahogarse subordinándose ante las potencias de turno y así abdicar a favor de políticas supeditadas al centro industrial, o bien, para caer en la megalomanía de tratar de cambiar las reglas de juego sin poseer, ni el poder, ni el margen de maniobras como para conseguirlo.

Fue así como terminamos cediendo ante la exigencia de la apertura de nuestros mercados en aras del libre comercio, mientras los países centrales siempre han sido los más celosos guardianes del proteccionismo. Nos ha faltado coraje, nos ha faltado voluntad.

Debemos empezar a pensarnos como una Nacion Sudamericana, y para lograr esto es imperativo que se produzca la recuperación del control nacional sobre nuestras riquezas básicas, puntualmente sobre nuestros recursos energeticos, y, desde allí, promover una revalorización de lo comunal como encarnación de lo nacional a traves del control estatal, pero no se trata de una simple consigna nacional, sino de una consigna que replantee popularmente la concepción de nación, y se vuelva plausible de funcionar como mecanismo que logre armonizar intereses y redistribuir los beneficios entre los distintos sectores sociales.

Este numero de Sembrar aborda estos temas y nos invita a un recorrido por América Latina; desde Chiapas hasta el Acuífero Guaraní, y, desde Venezuela, hasta Bolivia, a lo largo de cuatro textos en donde l@s chic@s explican, cuestionan y nos dan varios, y muy interesantes, halos de luz a estas cuestiones.

Joaquín Guillén

1 comentario:

Los restos dijo...

Muy buen tema de debate.

Y muy cierto!

Saludos!