domingo, 7 de noviembre de 2010

El tipo de familia no altera el producto.

Iara Compagnucci.


Existe desde siempre la intención del hombre por tratar de establecer qué y cómo. Qué amamos, a quién, cómo, y por qué amamos. Y existe desde siempre el amor, de hermanos, de padres, de amigos, de pareja, entre personas. De diferente y sexo del mismo sexo también.
Hay muchas formas de amor. Pero todas son eso: amor. Hace bien, es saludable y de una u otra manera, todos lo padecemos. No se puede evitar y es grandioso lo que es capaz de provocar.
Entonces, ¿Por qué no aceptarlo? Si aceptamos el amor entre un hombre y una mujer. ¿Por qué no aceptamos el amor entre dos hombres o entre dos mujeres?
Avanzar y empezar a hacer concretas las cosas que nos rodean es el paso para crecer. Como sociedad, como personas, como realistas y concientes que debemos ser con las situaciones que aun no resolvimos, pero están presentes. Y que a algunos, aunque sean minorías, o no, los modifica enormemente.
Quizás haya una lista de urgencias sociales a resolver, pero mientras que a algunas de ellas no es conveniente encontrarles la solución… ¿Por qué no resolver las que si se pueden? El matrimonio entre las personas del mismo sexo es un acercamiento al nivel de igualdad que todos necesitamos.
Ellos y ellas son gays, ellos y ellas son ciudadanos también. Y aman, sueñan, comparten y viven igual que los heterosexuales. Y también quieren los mismos derechos y prioridades.
Capaz de amor es cualquier persona. Sin importar su raza, sus creencias, sus condiciones socio-económicas, sus conocimientos o su orientación sexual.
Nada asegura que una pareja de gays forme una familia y que sus hijos resulten homosexuales. Y nada asegura que una familia formada por heteros, críen hijos heteros.
El amor, es amor. De madres y de padres. Pero amor al fin.
Un niño en pleno crecimiento, busca la figura faltante en alguna persona cercana. Como lo hacen los hijos de madres y padres solteros o viudos. Es amor lo que necesitan para crecer. Y no importa de que tipo. Amor de una mama y un papa, es igual al amor de dos mamas o de dos papas.
La comunidad homosexual es tan capaz de todo como la comunidad católica, la judía, la musulmana y como el resto del mundo.
Amor, solo eso necesita cualquier persona en formación. Sin ese prejuicio que nos imponen los mayores. Amor, sin condiciones. Quien se cría sin la teoría de que una pareja del mismo sexo es lo que esta mal, puede aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y quien se cría con ese ideario, puede vencerlo.
Igualdad. Es un poco de lo que nos falta.

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