domingo, 7 de noviembre de 2010

Cinco años atrás

Nadia Paolino


...me hubiese preguntado si era temporal, o si era posible de cambiar; pasan tantas ideas por la mente de un chico de 12 años. Cuando la persona que creció con vos te da una idea totalmente diferente de lo que pensabas que sentía y quería de su vida, te das cuenta que los encierros no eran tardes de música, las largas caminatas solitarias tampoco. La imagen de esa persona se desfiguró por completo cuando entendí lo que estaba sufriendo en realidad, cuando me dijo que nadie más que yo podía saber su secreto. ¿Podría ser feliz, sería aceptado, podría formar una familia, mostrarse a los demás tal cual era?. Por momentos sentía como ése si fuese mi propio dilema, y ya no eran encierros y caminatas solitarias, éramos dos, fui su compañía, lo entendí, lloró, lloramos juntos, conversamos, volvió a llorar, lo abracé y le dije que siempre iba a estar para él, que nunca iba a estar solo, más allá del rechazo de los demás, de las burlas, de las etiquetas de la sociedad con sus estereotipos, lo importante era que el mismo se acepte y sea feliz. Y así se terminaron los susurros, los secretos, dejó de hablarme en voz baja, dejamos los códigos, las mentiras a los demás. Se lo veía pleno, su persona en toda su esencia, lo rodeaban personas que disfrutaban al igual que antes de él, no lloró, no lloré, no lloramos más. Un día volvieron las preguntas, que nunca iban a ser contestadas, al aceptarse reconoció que aunque su persona lo haga, el resto no estaba preparado para sus decisiones, se borraban las esperanzas de soñar con cosas simples que cualquiera podría hacer. Su mundo se volvió a cerrar, el arco iris perdió su color, tuvo que gritar y pelear para que lo escuchen, insistir para que lo acepten. Pero no era el único que luchaba por tener los mismos derechos. Hoy con sólo un "SÍ", se forma un arco iris que abre las puertas a la aceptación, con miles de sonrisas dispuestas a construir un futuro igualitario... no tiene nombre la felicidad que puede generarte ver a esa persona que querés siendo él mismo, dejando el rechazo atrás, lleno de vida, proyectándose en un futuro en el que nada ni nadie pueda interferir en su decisión.

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