domingo, 5 de julio de 2009

La educación que no educa, sino que mercantiliza.

Nicolás Nucciarone (underpunk182@hotmail.com)

Estamos frente a una cada vez mayor subordinación del trabajo al dinero a escala mundial. El capitalismo se extiende y se profundiza en la sociedad, en sus relaciones, en sus estructuras. De esta manera, se subordinan más aspectos de la sociedad y de la vida cotidiana a la producción. Se podría entender como el pasaje de una sociedad con mercado a una sociedad de mercado. Éste es el escenario donde nos movemos y es una premisa básica para entender la reestructuración de la educación en Argentina y particularmente en la Universidad, espacio donde más se desarrolla y profundiza. No muy distinto es el caso de la escuela, donde se impulsa el primer “vaciamiento” ideológico y político de los sujetos. Los estudiantes salen de ella por una línea de ensamblaje al mejor estilo línea de producción, pero esta vez de producción de sujetos; sujetos conformistas, individualistas, poco críticos, poco cuestionadores, presas fáciles del mercado y, sobre todas las cosas, perpetuadores de este sistema que mata a los que margina y a los que explota los asesina poco a poco. Podemos citar miles de casos de este vaciamiento ideológico carente de crítica constructiva. Lo vemos en las materias sociales como Formación Ética y Ciudadana, donde nos enseñan que la democracia es ir a votar cada 4 años que personaje de la clase dominante nos va a gobernar, sin cuestionarse si ésta es la única o la mejor forma de llevar a cabo un sistema gubernamental. También lo vemos en Historia, donde la historia oficial (escrita en masculino, en singular y con la mano derecha) reza heroicas batallas y logros del liberalismo; lo vemos en Filosofía, con el pensamiento único. En una palabra, nos intentan ocultar todo desarrollo ideológico crítico alternativo y propio. Sin dinosaurios históricos, sin próceres educativos reaccionarios. Aprendiendo y conociendo a quienes lucharon en las calles en los 70 y por que razón, aprendiendo quienes son los oprimidos, los explotados, los marginados del sistema, quienes son en realidad los dueños de este país, sabiendo que la burguesía y los capitalistas son en realidad la clase dominante, mientras otra clase, que es la mayoría, sostiene sus caprichos y sus lujos. Ni hablar de las escuelas con formación eclesiástica, donde el dogma cristiano es enseñado a rajatabla y sin miramientos (cualquier similitud con la inquisición no es coincidencia). El despojo de los conocimientos críticos y el vaciamiento ideológico sigue en la universidad, donde se siguen aplicando la LES y las reformas de la CONEAU, aquellas cosas que el gobierno de Menem nos dejó. Leyes totalmente violadoras de los principios elementales de la educación universitaria como la universidad autónoma, pública y gratuita; que impulsan un modelo elitista, restrictivo, filo fascista que responde a los intereses del mercado y la clase dominante, que excluye de estos lugares de enseñanza a los trabajadores y a los sectores mas perjudicados de la sociedad.

Así las cosas, asistimos a un banquete de la burguesía, donde nos bajan una línea sistemática e ideológica determinada que responde a sus intereses, los intereses del mercado y los grandes grupos económicos. El vaciamiento, la falta de crítica y de pensamiento genuino hace a un pueblo fácil de dominar. Fomentando intereses impropios de las masas la TV y los medios masivos de comunicación legitiman y perpetúan un modelo económico basado en la explotación. También cumple su rol la escuela y la universidad, (de)formando y perpetuando a esta clase dominante en el poder por medio de sus instituciones estatales.

Por esto y por muchas cosas más, es importante el cuestionamiento, la critica, la ruptura con la apatía ideológica y el escape de la política. Es importante la organización, la lucha por una educación más digna más real, que no sea un juguete del mercado, con mejor preparación y formación, que responda a los intereses del pueblo.

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